PARTICIPACIÓN EN LOS CUIDADOS
Patologías más frecuentes
Problemas respiratorios
Los problemas respiratorios pueden tener varias causas como, por ejemplo, la inmadurez de los pulmones, una infección, o aspiración de meconio o líquido en los pulmones. Después del parto puede ser que tu bebé tenga dificultad para respirar.
Síntomas:

Diagnóstico
A través de la observación de la manera de respirar de tu bebé, se realizarán otras pruebas como una muestra de sangre (para ver si hay alteración en la función pulmonar o si hay infección) y/o radiografía de los pulmones.



Tratamiento
Tu bebé está conectado a un monitor para que se pueda controlar la frecuencia cardíaca, la respiración y el nivel de oxígeno en la sangre. A menudo es necesario iniciar soporte respiratorio con CPAP, oxígeno, ventilación mecánica o incluso tratamientos más complejos para apoyar la función pulmonar y cardíaca. La recuperación depende de la gravedad de los síntomas. En el caso de la taquipnea transitoria, por ejemplo, el líquido de los pulmones suele ser absorbido en las primeras horas de vida. Tu bebé probablemente mejorará rápidamente. En los problemas respiratorios por la inmadurez de los pulmones, esta recuperación puede tardar unos días porque el organismo necesita tiempo para producir surfactante por sí mismo. La recuperación será también más tardía si hay una infección o síndrome de aspiración de meconio.
Patologías respiratorias más frecuentes
1Enfermedad de membrana hialina
Un bebé nacido antes de la semana 37 de embarazo (prematuro) tiene los pulmones inmaduros. Cuanto más prematuro nace un bebé, más inmaduros son sus pulmones y menos surfactante producen (consultar glosario). En caso de que haya riesgo de un parto prematuro inminente antes de la semana 34 de embarazo, la madre recibirá inyecciones de corticosteroides que aseguran que el surfactante en el bebé se produzca más rápido. Gracias a ello, se acelera la maduración de los pulmones disminuyendo el riesgo de problemas respiratorios tras el nacimiento. Aún así, algunos prematuros, sobre todo aquellos nacidos antes de la semana 32 de gestación, pueden necesitar la administración de surfactante después de su nacimiento. Este surfactante se administra directamente en la tráquea. Esta patología se denomina enfermedad de membrana hialina.
2 Taquipnea transitoria
En el útero, los pulmones del feto están llenos de líquido amniótico que se exprimen durante el parto y que se reabsorbe cuando los alvéolos se abren y se llenan de aire con las primeras respiraciones. Si el bebé tarda en eliminar ese líquido, puede presentar dificultad para respirar. A esto lo llamamos taquipnea transitoria o maladaptación pulmonar. El nacimiento por cesárea o un parto rápido son factores de riesgo para presentar taquipnea transitoria. Por lo general, se utilizará la CPAP para mejorar la respiración de tu bebé. Para obtener más información al respecto, consulta el apartado “Soporte respiratorio”. En general, la resolución de la taquipnea transitoria se produce en las primeras 24 horas de vida.
3 Líquido amniótico meconial y Síndrome de aspiración de meconio
El meconio es la primera deposición de un recién nacido, es de color verde/negro y pegajoso. A veces, tu bebé expulsa el meconio estando todavía en el útero materno debido al estrés sufrido antes o durante el parto. Esto se llama líquido amniótico meconial. Tu bebé puede aspirarlo durante el parto llegando el meconio a los pulmones. Esto puede causar problemas respiratorios tras el nacimiento. A esto lo llamamos el síndrome de aspiración de meconio (SAM). Alrededor del 10% al 15% de los nacimientos presentan líquido amniótico meconial. Ocurre con mayor frecuencia en bebés que nacen a término o postérmino (después de las 42 semanas de embarazo). Su presencia supone un signo de alarma de que algo está generando estrés al bebé.
En el caso de SAM, puede haber una sobreinfección añadida de los pulmones (neumonía) por lo que se realizarán análisis de sangre repetidos y se administrarán antibióticos.
4 Neumotórax
Un neumotórax es la presencia anormal de aire fuera del pulmón. Si se rompe un alvéolo, el aire se acumula entre el pulmón y la pared torácica. Esto provoca una disminución en el volumen de los pulmones impidiendo su correcto funcionamiento. Dependiendo de la cantidad de aire que esté saliendo del pulmón, el bebé puede desarrollar serios problemas respiratorios e incluso circulatorios. Si tu bebé no muestra ningún síntoma (pequeña cantidad de aire fuera del pulmón), generalmente no es necesario un tratamiento especial, sólo observación. Si tu bebé muestra síntomas, se extraerá el aire mediante la punción con una aguja o la colocación de un tubo en la cavidad torácica. Si se necesita este tratamiento, tu bebé debe ser trasladado a una UCIN.

Ictericia/hiperbilirrubinemia
Tras el nacimiento, todos los bebés presentan cierto grado de ictericia, coloración de la piel amarillenta, es un proceso normal. Esto se debe a que tu bebé tiene muchos glóbulos rojos que se destruyen en los primeros días de vida. La descomposición de los glóbulos rojos hace que se libere bilirrubina que se acumula en la sangre y la piel, lo que hace que la piel se vuelva amarilla. La bilirrubina se convierte naturalmente en el hígado y se excreta a través de la orina y las heces. A veces, los bebés necesitan ayuda para deshacerse del exceso de bilirrubina en su cuerpo, y esto se hace mediante fototerapia. Es importante vigilar el nivel de bilirrubina de los recién nacidos porque si es demasiado alto, es tóxico para el cerebro.
En los bebés prematuros, los órganos aún están inmaduros y, por lo tanto, es común que necesiten tratamiento para la ictericia. En ocasiones, existe una incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del bebé, provocando una mayor destrucción de glóbulos rojos que empeora la hiperbilirrubinemia. También, la pérdida excesiva de peso puede provocar hiperbilirrubinemia.
Coloración amarilla de la piel y de la conjuntiva de los ojos.
La intensidad de la ictericia y su distribución a lo largo del cuerpo nos puede orientar sobre las cifras de bilirrubina. Para confirmar la cifra de bilirrubina, habrá que extraer una muestra de sangre. También existe un aparato que mide la cifra de bilirrubina a través de la piel (bilirrubinómetro). Su medida es fiable en ictericias leves.
Si se ha establecido que el nivel de bilirrubina en tu bebé es demasiado alto, se iniciará fototerapia. Se trata de una lámpara que emite una luz encargada de convertir la bilirrubina en material de desecho para su eliminación del cuerpo a través de las heces y la orina. El bebé estará tan sólo con el pañal, favoreciendo así que esté la máxima superficie corporal expuesta a la luz. Es importante cubrir con unas gafas sus ojos.

Es importante que tu bebé esté bien hidratado. En ocasiones, puede ser necesario administrar líquidos a través de un suero intravenoso. Si el nivel de bilirrubina en la sangre es extremadamente alto, puede dañar el cerebro. Por eso es importante que tu bebé permanezca bajo las lámparas de fototerapia el mayor tiempo posible y puede significar que el contacto piel con piel no sea posible.
Para obtener más información sobre la fototerapia, consulta también el apartado “Lámpara de fototerapia”.
Recién nacido pequeño para la edad gestacional
Un recién nacido pequeño para la edad gestacional tiene un peso al nacer más bajo de lo esperado para su edad gestacional. Se utiliza la abreviatura PEG, que significa “pequeño para la edad gestacional”. En las ecografías realizadas durante el embarazo, algunos de estos bebés ya eran pequeños y su crecimiento era más lento condicionando un menor peso y/o longitud tras el nacimiento. Este problema del embarazo se denomina crecimiento intrauterino retardado (CIR).
Características
La cabeza es relativamente grande en comparación con el cuerpo. La cara a menudo da la impresión de ser parecida a la de una persona mayor. Falta grasa subcutánea, los pliegues de la piel son grandes y la piel está seca. El recién nacido parece estar muy alerta y hambriento.
Cuidados especiales para el bebé PEG
En gran medida, los cuidados para un bebé PEG son los mismos que los cuidados para un bebé prematuro. El grado de inmadurez determina principalmente qué cuidados especiales necesita tu bebé.
Prestamos especial atención a los siguientes puntos:

Frenillo lingual
El frenillo es la estructura que une la lengua al suelo de la boca. En ocasiones, el bebé tiene un frenillo que es demasiado corto o anclado a la punta de la lengua en vez de a la zona media de la misma. Esto limita los movimientos de la lengua pudiendo dificultar el amamantamiento. El frenillo lingual se puede reconocer examinando directamente la boca.
Si existen problemas para la alimentación del bebé secundarias al frenillo lingual se valorará la necesidad de realizar un corte del frenillo. Este es un procedimiento simple pero es poco frecuente que se necesite realizarlo. Si el bebé presenta un frenillo lingual corto pero se alimenta bien, no hará falta hacer nada al respecto.

Falta de oxígeno al nacimiento (Asfixia perinatal)
La falta de oxígeno, o asfixia, puede ocurrir durante el embarazo o alrededor del parto. Si la falta de oxígeno ocurre alrededor del parto, se llama asfixia perinatal. Si se ha producido una falta de oxígeno, esto puede ser perjudicial para varios órganos, entre ellos el cerebro. Si el cerebro está afectado, el estado clínico secundario a la deficiencia de oxígeno se denomina encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI). El daño a los órganos y la intensidad de la EHI depende de la duración de la deficiencia de oxígeno y de la profundidad de la privación de oxígeno. Su verdadero alcance es difícil de predecir cuando el bebé es muy pequeño.
Al nacer, el médico o enfermera realiza el test de Apgar. Es una prueba que evalúa la condición clínica de tu bebé después del nacimiento. La puntuación va de 0 a 10; la mejor puntuación es 10. Además, se extraerá sangre del cordón umbilical para controlar el nivel de acidez en la sangre que indica si ha habido una falta de oxígeno. Cuanto mayor sea la falta de oxígeno, más ácida se volverá la sangre. En el momento del parto se reanimará al recién nacido. Si se confirma que ha habido falta de oxígeno se apagará el calor y se mantendrá frío, esto tiene un papel protector cerebral. Si se sospecha EHI, es necesario realizar una ecografía cerebral, monitorización con electroencefalograma y una valoración neurológica.



En caso de falta de oxígeno, el tratamiento tiene como objetivo apoyar las funciones habituales del cuerpo, como la respiración, la frecuencia cardíaca y el nivel de oxígeno. Podrá necesitar oxígeno a través de un respirador, medicación intravenosa e incluso administrar líquidos adicionales y, posiblemente, antibióticos. Se puede registrar la actividad cerebral. Si se sospecha EHI, se registrará la actividad cerebral y posiblemente se iniciará una terapia de enfriamiento especial llamada hipotermia. Este tratamiento consiste en enfriar al bebé a una temperatura de 33°C durante 72 horas. El enfriamiento frena el daño neurológico que se desencadena debido a la falta de oxígeno. Los bebés se enfrían con una manta especial que mantiene la temperatura del bebé precisamente dentro de los límites correctos. Además, a tu bebé se le darán medicamentos para asegurarse de que se sienta cómodo. Después de tres días, se calentará lentamente hasta la temperatura corporal normal de 37°C.
Tras el calentamiento, se repetirá la exploración neurológica para valorar la presencia de daño cerebral y se completará el estudio con la realización de una resonancia magnética con el fin de definir mejor ese posible daño. Se realizará la resonancia durante su ingreso o tras el alta, dependiendo de la evolución de tu bebé. La evolución de la EHI y sus posibles daños son muy variables. En algunos casos, el bebé necesitará rehabilitación con fisioterapia durante y tras el ingreso. Además, seguirá revisiones en consulta para controlar su desarrollo y valorar la necesidad de otros tipos de apoyo como atención temprana.
Para obtener más información sobre la EHI, puedes consultar esta guía.
Ductus arterioso persistente
El conducto arterioso o ductus es un vaso sanguíneo que conecta la arteria pulmonar con la arteria principal del cuerpo (aorta). Este vaso sanguíneo debe permanecer abierto durante el embarazo (permeable) para que la sangre oxigenada de la placenta pueda llegar a la aorta y al resto del cuerpo a través de la arteria pulmonar. Pero después del nacimiento, este vaso sanguíneo tiene que cerrarse. En realidad, esto casi siempre ocurre en los bebés nacidos a término. Es posible que este vaso sanguíneo no se cierre inmediatamente y se cierre más tarde, incluso permaneciendo abierto durante un período prolongado. Esto ocurre principalmente en bebés recién nacidos muy prematuros nacidos antes de la semana 32 de gestación.

Si el ductus no se cierra después del nacimiento, puede causar problemas, principalmente problemas respiratorios. A veces, hay pequeños signos de que tu bebé todavía tiene el ductus abierto como, por ejemplo, que la presión arterial es baja o se escucha un soplo cuando se examina a tu bebé.
Es necesario realizar una ecografía del corazón para mostrar que el ductus todavía está abierto en tu bebé. Dependiendo de los problemas que esté causando el ductus en tu bebé y de su tamaño, se iniciará tratamiento o se esperará manteniendo una vigilancia estrecha.
El tratamiento suele consistir en administrar ibuprofeno por vía intravenosa durante unos días. Otra opción menos utilizada, es el paracetamol. Habrá que administrar menos líquidos a tu bebé y darle menor cantidad de leche. A veces también hay que usar diuréticos. No siempre es posible cerrar el ductus (completamente) con ibuprofeno/paracetamol. En algunos casos, se decidirá cerrar el ductus mediante cateterismo cardíaco o cirugía.
Hemorragia intraventricular / Hemorragia intracraneal
Los ventrículos del cerebro son cavidades llenas de un líquido, el líquido cefalorraquídeo (LCR), que se produce y reabsorbe continuamente. La hemorragia intraventricular (HIV) es un sangrado en los ventrículos del cerebro.
Esta es una complicación importante en los bebés prematuros, y ocurre principalmente en aquellos con un peso al nacer inferior a 1500 gramos. Este sangrado suele ocurrir en los primeros días después del nacimiento. Después de esto, las posibilidades son mucho menores. Si la HIV es lo suficientemente grande, puede complicarse con el crecimiento progresivo de los ventrículos debido a la obstrucción de la circulación del LCR, lo que provoca hidrocefalia posthemorrágica. Otro sitio frecuente de sangrado en el recién nacido prematuro es el cerebelo.
Los vasos sanguíneos son frágiles y, con cualquier fluctuación en la presión arterial, puede ocurrir una hemorragia en esa red de vasos sanguíneos inmaduros.
Por lo general, en los prematuros no hay síntomas claros. A veces pueden ocurrir:
Se realizará regularmente una ecografía del cerebro durante la primera semana. La mayoría de las hemorragias no tienen o tienen muy pocas consecuencias pero, en ocasiones, puede producirse un infarto venoso periventricular o hidrocefalia. Estas complicaciones pueden tener un impacto significativo en el desarrollo de tu bebé. Si se descubre una hemorragia, periódicamente se realizarán ecografías para ver si existe alguna complicación asociada. A veces, también se realiza una resonancia magnética para obtener más claridad sobre la ubicación del sangrado y las posibles consecuencias a largo plazo.


No hay tratamiento para una hemorragia intracraneal. Sólo tratamos factores asociados, como alteración de la coagulación, anemia, hipotensión, entre otros. Si se desarrolla hidrocefalia, se puede tratar con la extracción de LCR a intervalos variables, ya sea mediante punción lumbar o utilizando dispositivos específicos que se insertan en el espacio ventricular (reservorio intraventricular) que se pueden dejar colocados por más tiempo.
El descubrimiento de una hemorragia supone un momento estresante para los padres. A menudo hay muchas incertidumbres sobre cuáles serán las consecuencias para su desarrollo. Puede ocurrir que un bebé no tenga secuelas tras una hemorragia cerebral. Pero también puede ocurrir que un bebé sí tenga algunas secuelas a largo plazo. Las consecuencias pueden ser muy diversas, dependerá de dónde se localice la hemorragia y qué estructuras del cerebro estén dañadas. Si se produce una lesión en la zona encargada del desarrollo motor, por ejemplo, será bueno empezar de manera precoz a trabajar con el fisioterapeuta. De esta forma, las posibles secuelas pueden limitarse.
Llanto
Todos los bebés lloran, eso es normal a esta edad. Es una manera de comunicarse contigo. Un bebé llora cuando tiene hambre, tiene el pañal sucio, quiere atención, tiene dolor, no se siente bien, está estresado o simplemente cansado. En todas partes del mundo vemos cómo los bebés lloran alrededor de 2-2,5 horas al día desde el nacimiento hasta las 6-8 semanas de edad. Después, la cantidad de horas que los bebés lloran generalmente disminuye. A partir de las 12 semanas, el número de horas de llanto se mantiene entre 1-1,5 horas al día hasta cumplir el primer año de vida. Esto es orientativo. Por lo general, se puede interrumpir el llanto y se puede consolar al bebé mediante el contacto, la atención, el cuidado y la alimentación. A veces un bebé es realmente inconsolable. En menos del 5% de todos los bebés que lloran desconsoladamente, existe una causa física para el llanto.

Algunos ejemplos son:
En el 95% restante, no se encuentra una causa física desencadenante. A menudo, existen asociados factores derivados del bebé y/o de los padres que lo predisponen.
Esto puede deberse a:
Esto puede ser debido a cualquier cosa que dificulte reaccionar a las señales del bebé, como:
Si hay factores tanto del bebé como de los padres, la relación entre ambos puede verse alterada. El llanto de tu bebé puede aumentar y tu bebé (y a menudo toda la familia) se altera cada vez más. Aparte de un aumento en el llanto, tu bebé también puede desarrollar problemas para comer y dormir. Finalmente, se crea un círculo vicioso difícil de romper. Si crees que tu bebé tiene dolor, llora con una frecuencia inusual o con una intensidad mayor de la habitual, o si el llanto te preocupa, consulta con un profesional.
El método canguro y coger a tu bebé en brazos son buenas maneras de calmarle. Puedes consultar diferentes capítulos de esta formación sobre el método canguro, porteo, el desarrollo del bebé, cuidando juntos y FICare.
Asegúrate de que tu bebé esté en un lugar seguro, por ejemplo, en la cuna o en el parque infantil. Siéntate durante un momento para intentar calmarte, es mejor no coger a tu bebé si estás nervioso. Vuelve con tu bebé cuando te sientas mejor. Si notas que ya no puedes soportar su llanto, pide ayuda a la familia o amigos. No esperes hasta que estés totalmente desesperado/a.
Cuando un bebé llora mucho, puede presentar momentos breves en los que no respire (coloquialmente “privarse”) o incluso cambiar el color de su piel (cianosis). Si esto ocurre, intenta mantener la calma, pon a tu bebé de lado y hazle cosquillas en las plantas de los pies o sopla suavemente en su cara. Normalmente, tras ello vuelven a respirar. No sacudas nunca al bebé, es muy peligroso. La cabeza de un bebé es grande y pesada en comparación con el resto del cuerpo. Sin apoyo, la cabeza caerá hacia atrás ya que los músculos del cuello aún no son lo suficientemente fuertes para sostenerla. Si sacudes al bebé, las pequeñas venas del cerebro pueden romperse y causar un sangrado pudiendo tener consecuencias graves. Si ves que sacuden a tu bebé o tú mismo lo has hecho, consulta al pediatra o acude al Servicio de Urgencias para que puedan examinarlo.
Infección
Una infección es una reacción inflamatoria del cuerpo producida, de forma más frecuente, por bacterias. Cuando estas bacterias se encuentran en la sangre se llama sepsis. La sepsis se considera un cuadro grave de afectación general.
El sistema inmunológico de un recién nacido y, especialmente de un bebé prematuro, es inmaduro. Por eso tienen un riesgo mayor de tener una infección. Los prematuros carecen de anticuerpos contra bacterias específicas. La madre no transmite estos anticuerpos a través de la placenta hasta la última parte del embarazo. Otro factor de riesgo importante para una infección son las bacterias que se transmiten a través de las manos o por la manipulación de los dispositivos que rodean a tu bebé. Por eso es tan importante establecer una buena higiene de manos. Esto se aplica a todos: padres, visitantes y profesionales de la salud. Las bacterias pueden llegar a diferentes órganos a través de la sangre e infectarlos. Por ejemplo, puede ocurrir una infección relacionada con el catéter, neumonía o una infección del tracto urinario. Una de las complicaciones más graves de las sepsis es la infección e inflamación de las membranas que rodean el cerebro (meningitis).
Si se sospecha que tu bebé tiene una infección, se le extraerá sangre para determinar el grado de infección e intentar detectar qué bacteria está causando la infección a través de un cultivo. En algunos casos es necesario hacer una punción lumbar para extraer líquido cefalorraquídeo (LCR) para cultivo y análisis bioquímico y descartar meningitis. En otros casos, se recogerá una muestra de orina para excluir una infección del tracto urinario. Tanto la orina como el LCR serán cultivados. Además, se puede realizar una radiografía de pulmón si presenta problemas respiratorios.




Los antibióticos se iniciarán tan pronto sospechemos la infección, a veces, incluso antes de haber realizado las pruebas. Debido a que los resultados del cultivo tardan al menos 2 días, comenzaremos con antibióticos que cubren las bacterias que con más frecuencia infectan a los recién nacidos. Los antibióticos se administrarán por vía intravenosa. Cuando los resultados de las pruebas muestran que es poco probable que haya una infección, los antibióticos se suspenderán. Si se encuentra una bacteria causante de la infección, la duración del tratamiento antibiótico depende de qué bacteria se encuentre y dónde. La duración del tratamiento en una sepsis comprobada, por ejemplo, es de 7 a 14 días. Si se diagnostica meningitis, la duración del tratamiento es de 2 a 3 semanas.
Dependiendo de la gravedad de tu bebé, puede necesitar soporte respiratorio, medicamentos para mejorar la tensión arterial o suspender la alimentación y ser hidratado con un suero por vía intravenosa.
Cada infección es diferente. La mayoría de los bebés se recuperan a los pocos días del inicio de los antibióticos. Si tu bebé se recupera bien de la infección, en la mayoría de los casos no hay consecuencias graves para su desarrollo. Esto depende de la gravedad de la infección y de si realmente hubo meningitis. En algunos casos, no es una infección por bacterias sino una infección causada por un virus. Esto se llama una infección viral. Una infección viral no se puede tratar con antibióticos. En la mayoría de los casos, el cuerpo tendrá que combatir esta infección por sí mismo.
Cardiopatías congénitas
La mayoría de cardiopatías congénitas se diagnostican durante el embarazo mediante las ecografías prenatales, y algunas después del nacimiento por la presencia de:
Podemos sospechar una cardiopatía congénita en base a los síntomas anteriores. Para confirmar realizaremos una ecografía cardíaca (ecocardiografía).
Algunas cardiopatías congénitas son leves y sólo requieren revisiones cardiológicas periódicas, con o sin tratamientos específicos. Otros son potencialmente mortales y requieren cirugía en los primeros días de vida por su mayor gravedad e, incluso, requerirán otras cirugías o cateterismos cardíacos a lo largo de su vida.
Habitualmente se puede lograr una corrección completa, alcanzando la normalidad estructural y funcional del corazón. Cuando esto no es posible, la cirugía será paliativa para intentar que la calidad de vida del bebé sea lo mejor posible. En muchos casos, el bebé necesitará tomar medicación durante mucho tiempo para facilitar el correcto funcionamiento del corazón y mejorar así su calidad de vida.
En cualquier caso, la condición de tener una enfermedad cardíaca es permanente. Los bebés que nacen con este tipo de alteraciones estructurales del corazón deben someterse a un seguimiento médico y especializado durante toda su vida.
Si quieres saber más información sobre los diferentes tipos de cardiopatías congénitas, pincha en el siguiente enlace que te llevará a una web creada por médicos para las familias:
https://cardiopatiascongenitas.net/
También puedes conseguir información en la web de Menudos Corazones, la fundación que ayuda a niños/as con enfermedades del corazón:
Hipertensión pulmonar
La hipertensión pulmonar (HP) ocurre cuando hay una elevada presión dentro de los vasos sanguíneos de los pulmones (arterias pulmonares). Como resultado, la sangre no puede llegar a los pulmones para recoger oxígeno y, entonces, los diferentes órganos del cuerpo no reciben suficiente oxígeno lo que hará que tu bebé no se encuentre bien. Además, el corazón necesita trabajar más para llevar la sangre a los pulmones.
Sospecharemos la presencia de HP porque el recién nacido presenta una cifra baja de saturación de oxígeno que puede ir acompañado de dificultad respiratoria o cianosis, requiriendo administración de oxígeno suplementario. Su evolución es muy variable en cada bebé pero si se trata de una HP grave, la situación clínica del bebé se irá deteriorando poniendo en riesgo su vida.
En bebés que presentan una patología crónica, la imposibilidad de retirar el oxígeno debe hacernos pensar en la presencia o desarrollo de hipertensión pulmonar.
Se realiza una ecografía cardíaca para medir la presión en el corazón. En casos graves, se puede necesitar un cateterismo cardíaco. Esto es poco habitual, generalmente en la HP crónica para confirmar el diagnóstico y realizar una prueba de tratamiento eventual.
La administración de oxígeno es el principal tratamiento, se encarga de dilatar la arteria pulmonar para que las presiones disminuyan consiguiendo así un mejor funcionamiento del corazón. Su administración puede hacerse a través de unas gafas nasales, CPAP o incluso si está intubado. Otras medidas que se pueden necesitar para tratar la HP es el uso de sedación para que el bebé esté más tranquilo; medicación para mejorar la función del corazón; y otras medicaciones que también dilatan la arteria pulmonar y que facilitan el trabajo del corazón. En el peor de los casos, el bebé puede necesitar oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO), esto consiste en suplir la función de los pulmones y/o corazón a través de una máquina externa al bebé.
Azúcar bajo en sangre (hipoglucemia)
La glucosa (azúcar) es una importante fuente de energía para todos los procesos corporales, especialmente para el cerebro. Durante el embarazo tu bebé recibirá glucosa a través del cordón umbilical. En la última fase del embarazo se almacena una reserva de glucosa. El médico decidirá si es necesario controlar el nivel de azúcar en la sangre de tu bebé después del nacimiento. Si tu bebé no puede regular su nivel de azúcar, y debido a eso tiene un nivel de glucosa en la sangre insuficiente, se denomina nivel bajo de azúcar en la sangre o hipoglucemia.
El nivel de glucosa no se controla de forma estándar después del nacimiento de cada recién nacido. Los controles estándar sólo se realizan para bebés que tienen un mayor riesgo de tener hipoglucemia.
Un nivel bajo de glucosa no siempre provoca síntomas. Si ese es el caso, esos síntomas pueden ser los siguientes:
Si tu bebé está en un grupo de riesgo, se le extraerá una gota de sangre en diferentes momentos para controlar el azúcar. En principio, el nivel de azúcar se determina en diferentes momentos de las primeras 24 horas. Si el nivel de azúcar aún no es el adecuado, se realizarán nuevos controles adicionales.

El tratamiento depende de los niveles de glucosa. El objetivo es mantener un nivel adecuado de glucosa a través de la alimentación. Si esto no aumenta la glucosa o si tu bebé no logra alimentarse, se colocará un suero intravenoso para poder tener un suministro continuo de azúcar. Tan pronto como el nivel de azúcar se haya recuperado, reduciremos la cantidad de glucosa que tu bebé recibe a través del suero y aumentaremos la alimentación hasta que el suero se retire por completo. Durante este proceso, se harán controles de glucosa en sangre.